Muchas cosas cambiaron en la sociedad moderna desde que, en marzo del 2020, el mundo se vio sorprendido por el COVID-19, que desató una pandemia inédita que forzó a los gobiernos de todo el mundo a tomar medidas restrictivas por una longitud de tiempo nunca antes vista.
Encierros por tiempo indeterminado, tapabocas en todo lugar, deportes y esparcimiento prohibidos, centros comerciales cerrados, trabajo desde casa y tantas otras cuestiones para las que nadie estaba preparado ni hubiera imaginado vivir alguna vez.
Entre tantas apariciones y cosas nuevas que llegaron a nuestras vidas, hubo una en particular que, si bien no es nueva y ya existía hace muchos años, está viviendo desde entonces un renacer inmenso que arrolló a todos los pronósticos que aseguraban que moriría pronto: los códigos QR.
Con el fin de evitar un objeto que pasara de mano en mano, la mayoría de los restaurantes optaron por desechar los viejos menús de papel y reemplazarlos con el viejo y confiable QR. De esta manera, los comensales sólo deben escanearlo y accederán a toda la carta desde sus teléfonos.
Para graficar esta metamorfosis, podemos tomar las cifras de Mercado Pago, perteneciente a la Fintech argentina líder Mercado Libre, que asegura que el número de pagos con QR en supermercados aumentó más de un 1000% en Argentina durante el primer año de la pandemia.
En tiempos complicados para llevar a cabo la vida con la normalidad, un aliado inesperado resultó siendo el QR, que, según expertos, vive un renacer que no se agotará pronto, ya que su aplicación en pagos parece que le dará una vida larga en el mediano plazo.
Escrito por Pablo Ortiz
